Este verano ya anuncié en mi blog los cambios metodológicos que iba a llevar a cabo este año en la asignatura de matemáticas de 1ºESO. La aplicación de la LOMLOE, la reducción de 1h semanal en la asignatura (25% de las clases), unido a mi formación y forma de pensar como matemática, ya con bastantes años de experiencia, y a cursos de formación y lecturas hechas y reflexionadas en los últimos tiempos, hacían necesario un cambio más alineado con lo que se pide hoy en día en la educación y con mi forma de pensar.
Es un cambio en el que, por otra parte, creía ya hace tiempo, pero no acababa de darle la forma que yo quería, y es que los guisos buenos se cocinan despacio y a fuego lento. Es un cambio basado en una evaluación más formativa y con una metodología multinivel, poniendo al alumno como centro del aprendizaje y adecuando en cada momento su nivel e intereses personales, porque todos hacemos mejor lo que nos gusta.
Con casi dos meses pasados de curso y finalizando la primera evaluación, ya puedo escribir sobre la experiencia. Sabéis que me caracteriza, entre otras cosas, la honestidad ,y por eso voy a contar lo bueno y lo menos bueno del cambio.
Empezaremos por lo menos bueno.
- Para trabajar con una metodología multinivel se necesita mucho trabajo por parte del profesorado. Una de las cosas que he cambiado es la EVALUACIÓN. Ahora recojo más evidencias, ya no hacemos exámenes globales, sino que dividimos la materia en bloques de poco contenido y evaluamos de diferentes maneras cada bloque, y siempre dando feedback personalizado. He potenciado el trabajo en aula recogiendo muchos aspectos del trabajo del alumno, más significativo, y hemos eliminado el estrés de preparar un examen global. La parte negativa es que conlleva mucho más trabajo de corrección y registro. A mí me están ayudando mucho las herramientas tecnológicas: formularios y fichas autocorregibles. Los formularios los creo yo, no los cojo de ninguna editorial. Lleva trabajo crearlos, pero es una inversión a largo plazo, se pueden rentabilizar en un futuro. Siempre hay un nivel A (avanzado) y un nivel B (básico). Cada alumno realiza el que corresponda según su nivel. Empecé con bastante alumnado en el nivel básico y ahora se ha reducido, eso es bueno. En cada prueba se ajusta el nivel de cada uno. Hay partes que no se pueden evaluar con herramientas tecnológicas y se evalúan en papel, lleva más trabajo de corrección, pero es inevitable.
- Hasta que coges el ritmo es una locura. En cada unidad didáctica les planteo retos de los cuales eligen la mitad de los planteados, según intereses personales y nivel. Disponen de una infografía donde visualizan lo que hay, y eligen. Lo peor de los retos es que hay que darles feedback a diario, corregir errores de manera personalizada y dar opción a volver a entregar. Es importante la inmediatez en contestarles, es lo que hace que ellos también lleven un buen ritmo y no se relajen en las entregas. Les enganchan y les atrapan hacia la asignatura, hasta el punto de que muchos hacen más de los reglamentarios. Les he tenido que poner un tope, he de tener en cuenta mi tiempo personal. Son 150 alumnos, si hacen 10 retos por tema son 1500 registros solo de retos por unidad, sin contar los que hay que revisar más de una vez. Esto lo he mejorado y ahora hacen 4 como máximo por persona y unidad. Pueden hacer más, pero saben que no se registran. Esta parte es la que más trabajo me lleva a diario, pero les motiva tanto que me cuesta renunciar a ella. Pero sí, debería darle una vuelta.
- El trabajo que hacen con las fichas de livewhorksheets complementario a cada unidad. Cada ficha la pueden repetir para mejorar. Ven la nota automáticamente y deciden si pueden/ quieren mejorarla. No ven dónde están los errores, pero sí la nota, por lo que les obliga a volver a pensar sobre los errores cometidos. Esto es algo que también he mejorado, al principio se les marcaban los errores, pero era demasiado fácil. Hay fichas obligatorias y otras voluntarias (nivel básico y avanzado). Cada alumno elige según su nivel. Cuando eliges, te implicas más. Este punto es muy positivo y me lleva poco trabajo, la propia plataforma saca las medias. El trabajo gordo se hace solo al principio: registrándolos y creando los cuadernos. Vale la pena. Poco trabajo y muy buen resultado.
- El proceso de metacognición que hacen al final de cada bloque. Utilizo un complemento de Jaume Feliu: CLASS-MON, y como todo lo que hace Jaume es perfecto. Al acabar cada bloque dedicamos cinco minutos a que escriban qué han aprendido, si han tenido dificultades o no, cómo se han sentido, si echan algo de menos... No les contesto, porque no me da la vida, pero les leo, y me ayuda a saber en qué alumnos he de poner el foco en cada momento, y sobre todo, para ellos es un regalo tener momentos de parada en los que se hagan conscientes de qué están aprendiendo, cómo lo están haciendo y cómo se sienten. En este mundo en el que vamos siempre corriendo, es fundamental tener momentos de parada y reflexión.
Gracias Inma. Me ha parecido muy interesante la forma de generar tantas oportunidades para que el alumnado aprenda y el foco que has puesto en la evaluación formativa. Me quedo con ganas de saber más sobre el cooperativo, estrategias y formas de evaluar, pero seguro que nos sigues contando cosas. Enhorabuena por este camino y por el enorme trabajo.
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