domingo, 12 de enero de 2025

Trabajando en grupos cooperativos resolución de problemas con pizarras

 El verano pasado leí bastante sobre una metodología que emplean algunos profes de mates que consiste en que convierten sus clases en "Aulas para pensar". Cuelgan 8 pizarras verticales en la clase, hacen cada día grupos aleatorios de alumnado, y el tiempo de clase lo emplean básicamente en resolución de problemas. La evaluación es formativa y diaria, en base a indicadores de evaluación que previamente ha diseñado el profesorado, asegurándose de que se cumplen los contenidos del curso que marca la ley.

Me gustó mucho la idea, pero yo pienso que los cambios siempre han de cocinarse poco a poco, y es así cómo mejor salen.

Planteé en verano a mi equipo directivo que comprasen 8 pizarras y rotuladores. Les pasé mi propuesta y me apoyaron. En septiembre ya estaba la compra hecha.

Inicié su uso en el mes de octubre, 4 sesiones seguidas en cada uno de los grupos de 1ºESO a los que imparto clase. El trabajo fue de resolución de problemas, pero los contenidos previos necesarios se habían trabajado en las sesiones anteriores. No me veo aún dado el salto mortal y preferí jugar sobre una base más sólida y segura. Me acompañó en la aventura mi codocente, Jaume Pérez, su espíritu aventuresco es similar al mío y disfrutamos mucho de la experiencia. Nos quedamos con ganas de repetirla. ¿Y por qué?

  • Percibimos que les encanta escribir en las pizarras, y cómo solo puede escribir uno del grupo (porque solo damos un rotulador por grupo), se ven obligados a dialogar entre todos sobre cómo resolver el problema.
  • La construcción de la resolución del problema la hacen entre todos.
  • Se escuchan mucho más.
  • Luego lo copian en sus libretas, pero han dejado primero paso a su creatividad en la pizarra ( hacen dibujos, diseñan estrategias súper creativas, porque ahí no piensan en el aseo de su libreta, que es secundario en la resolución de problemas).
  • Los profes solo acompañamos, pero funcionan solos, podríamos salir de la clase diez minutos y no se darían ni cuenta.
  • Acaba la clase y se quedan con ganas de más.
  • Son clases en las que percibes que cada alumno aporta lo mejor de sí mismo.
  • Al pasear entre ellos y ver lo que hacen en las pizarras, nos asombramos con "ideas brillantes" que tienen al resolver problemas, mediante dibujos ingeniosos o técnicas de resolución en las  que notas que han interiorizado muchos saberes.
Hemos repetido la experiencia ahora en enero, y todavía ha salido mejor. Hemos contado esta vez con la ayuda de dos alumnos de prácticas: Ricardo y Sara, y con otro codocente, Carlos Fernández.

Coincidimos en que el uso de pizarras es muy beneficioso y mejora su rendimiento. Jaume y yo creemos que ahora ha salido mejor porque hemos hecho mejor los grupos. Al conocer más al alumnado tienes más datos para hacer los grupos heterogéneos. También el alumnado ha entrado ahora más en la dinámica porque el curso está más arrancado y es la segunda vez que lo hacen y la experiencia se nota, cada vez son más autónomos.

Tras cuatro sesiones con esta dinámica cooperativa, tendrán que enfrentarse a una prueba individual, pero nadie tiene miedo. Saben a lo que se enfrentan y han entrenado bien. Están tranquilos ellos y tranquilos nosotros. Igual que los falleros al día siguiente de quemar la falla se quedan pensando el diseño de la siguiente, nosotros nos quedamos pensando en lo que queda de temario para ver cuando podremos volver a introducir la resolución de problemas en grupos cooperativos con pizarras.

Creo que va a ser una de las principales mejoras de este curso, puesto que tras cada sesión salimos eufóricos de ver lo bien que han trabajado. Con esta metodología no hay alumnado disruptivo, ni tampoco nadie se queda atrás, porque se ayudan entre ellos, y lo mejor es verlos disfrutar aprendiendo y pensando a la vez.